Los Voluntarios Australianos de Scientology ayudan a las víctimas del terremoto de Sumatra – Parte II
El equipo de Ministros Voluntarios de Scientology de Australia que viajó a Sumatra para ayudar a aquellos cuyas vidas fueron hechas añicos por el terremoto del 30 de septiembre llevaron a cabo su trabajo en la ciudad de Padang y pueblos periféricos. Después de pasar su primer día ayudando en un refugio y en un hospital local, el equipo se dirigió a los pueblos que sufrieron el impacto más grande del terremoto.
Se despertaron al amanecer para llegar a los pueblos de la montaña antes de que los atascos en las carreteras imposibilitaran el tránsito. Por todo el camino les impactó la belleza del paisaje y el sombrío contraste de la destrucción: cada casa que vieron estaba dañada si no totalmente destrozada; faltaban paredes, ventanas en pedazos.
Por toda la ruta, vieron a personas acampadas delante de sus casas arruinadas. Sin querer abandonar sus posesiones pero temerosos de entrar, habían hecho sus hogares en tiendas donde continuaban lo mejor que podían.
Los Ministros Voluntarios de Scientology llegaron a un campamento no oficial improvisado donde muchas familias se habían juntado. Los voluntarios pararon para ayudar, primero distribuyendo la comida que habían cargado en su vehículo antes de salir de la ciudad; luego mostrando a las familias como dar ayudas de Scientology, procedimientos desarrollados por L. Ronald Hubbard que proporcionan alivio dirigiéndose a los factores emocionales y espirituales en el estrés, trauma, la enfermedad y el daño.
Subiendo la carretera por la montaña llegaron a un campamento de refugiados donde personal del gobierno y voluntarios les ayudaron a descargar los suministros que habían traído.
Los Ministros Voluntarios caminaron por el campamento, averiguando lo que los refugiados más necesitaban. Cuando explicaron las ayudas de Scientology, muchos entre los que se quedaron sin hogar no solamente querían experimentarlas sino también querían aprender cómo darlas para ayudarse los unos a los otros. Y eso es precisamente lo que hicieron. El cambio en el tono del campo fue inmediato y llamativo, como si hubiese transformado la atmósfera de preocupación y tristeza a una de optimismo y esperanza: tantas sonrisas, y tanta gente mejorando.
A medida que más personas recibían sus ayudas, se corrió la voz y las filas crecieron. La policía y personal militar vinieron a ver lo que estaba pasando y también se pusieron en la fila para recibir ayudas. Los resultados fueron tan dramáticos que el responsable del campamento invitó a los Ministros Voluntarios de Scientology a poner su pancarta delante de la sede del campamento para que todo el mundo supiera que podían venir para recibir ayuda.
Después de estar muchas horas en el campamento, los Ministros Voluntarios de Scientology regresaron a Padang, con la promesa de volver. Pero todavía no habían terminado su día laboral. Volvieron al hospital donde trabajaron el día anterior, donde dieron ayudas de Scientology a aquellos que habían ayudado así como a nuevos pacientes.
Ese día, trabajadores de rescate encontraron a una niña que había sido sepultada bajo los escombros durante dos días. Su cuerpo estaba lleno de moratones y heridas abiertas, con huesos rotos y gangrena. Asustada, no sabía dónde estaba; pensaba que todavía estaba atrapada en los escombros. Sus gritos de “Ayúdenme, ayúdenme, sáquenme de aquí”, llenaron la sala. En sus esfuerzos para liberarse había intentado arrancar la inyección intravenosa de su brazo y las enfermeras habían atado sus brazos a la cama.
Los Ministros Voluntarios de Scientology se dieron cuenta que la niña necesitaba una ayuda locacional. Un impacto tiende a fijar la atención de una persona en acontecimientos dolorosos o traumáticos del pasado. Las ayudas locacionales ayudan a una persona a orientarse en su entorno actual, así que a menudo el alivio que pueden experimentar las víctimas de un trauma gracias a este tipo de ayuda es tremendo.
La niña pequeña pronto se dio cuenta de donde estaba, pero su dolor fue tan intenso que seguía muy traumatizada. Los Ministros Voluntarios siguieron ayudándole durante muchas horas, dándole varias ayudas de Scientology, procedimientos que se conocen como “primeros auxilios espirituales”.
Poco a poco, la niña empezó a relajarse. Dejó de gritar y de dar sacudidas y finalmente se durmió: su primer descanso desde que fue rescatada y quizás desde que ocurrió el terremoto. Su hermano, que estaba a su lado desde que el equipo de rescate la encontró, aprendió a dar ayudas para así poder seguir ayudándola.
Con la promesa de volver al día siguiente, los Ministros Voluntarios de Scientology se despidieron al final de un día agotador pero muy satisfactorio.
Cuando creó el programa de los Ministros Voluntarios de Scientology en 1976, L. Ronald Hubbard escribió: “Un Ministro Voluntario no cierra sus ojos al dolor, al mal y a la injusticia de la existencia. En lugar de eso, está preparado para resolver estas cosas y para ayudar a los demás a lograr alivio de ellas, así como lograr una nueva fortaleza personal”. Los Ministros Voluntarios de Scientology sirviendo en Sumatra verdaderamente están a la altura de este nivel.